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Apertura del Congreso Internacional de Educación Río Grande
- 19/10/2018
- Publicado por: UNISAL
- Categoría: Uncategorized
Con más de 2600 participantes comenzó el Primer Congreso Internacional de Educación, en Río Grande (Tierra del Fuego). Los asistentes llegaron de diferentes puntos del país: Buenos Aires, Córdoba, Santiago del Estero, entre otras provincias y de países limítrofes.
El Rector de la Universidad Salesiana, magister Héctor Rausch, se sumó a la apertura con estas palabras “Con cuánta alegría y esperanza damos apertura a este Primer Congreso Internacional Educación e Inclusión desde el Sur. Lo hacemos con la firme convicción de la importancia que los espacios para pensar y experienciar con otros, son oportunidades para continuar nuestra formación. Formación que nunca es ajena a lo que nos pasa en forma situada y contextualizada”.
Además, expresó: “sabemos y valoramos el potencial pedagógico que las experiencias educativas poseen en cada una de nuestras instituciones y organizaciones. Somos testigos de esos relatos que tantos/as de ustedes educadoras/es se animaron a escribir y van a ser compartidos en este congreso. Estos relatos nos constituyen en nuestra identidad, hablan de enseñanza, de curriculum, de limitaciones, condiciones adversas y también de muchas expectativas y esperanzas. Nuevos formatos escolares, otros tiempos de aprendizaje, nuevas dialécticas entre la teoría y la práctica, otros modos de construcción de los saberes, derechos olvidados históricamente son algunos de los desafíos que aparecen en los trabajos presentados y que irrumpen a lo largo y a lo ancho de la geografía de nuestro país. Darle entidad a estos relatos habilita un modo de hacer investigación educativa que valora la experiencia pero también la teoría producidas por quienes están involucrados directamente en la tarea”.
Rausch indicó además que “varios especialistas nacionales nos acompañaron en el pre congreso, en esta instancia presencial tendremos nuevas oportunidades, con la presencia de profesionales con amplia trayectoria, para seguir pensando y problematizando nuestras prácticas. Al maestro Philippe Meirieu quisiéramos agradecerle porque hace algunos años nos dijo que ‘si bien la pedagogía no podrá jamás desencadenar mecánicamente un aprendizaje, es cosa suya el crear espacios de seguridad en los que un sujeto pueda atreverse a hacer algo que no sabe hacer para aprender a hacerlo’. Ahí están nuestra responsabilidad y nuestra autoridad docentes. Gracias por recordarnos, más recientemente, ‘que la pedagogía no es un lujo’ y que entonces ‘todo sujeto puede aprender y crecer’, ‘nadie puede obligar a un sujeto a aprender y a crecer’ y que ‘uno nunca termina de inventar situaciones que faciliten el aprendizaje y el crecimiento de cada individuo’. Estamos muy necesitados de esta pedagogía que nos ayude a pensar y construir condiciones de posibilidad para mejores prácticas y que transformen nuestros sistemas educativos.
Es tiempo de escucha de los y las niños, niñas y jóvenes, ya que ellos y ellas tienen mucho para decirnos. “No habrá modificaciones estructurales sin la voz y la participación de las nuevas generaciones. En este sentido, quisiéramos rescatar los aportes de la pedagogía de Don Bosco, que en este contexto y en estas tierras, ponen a disposición la escucha y la interpretación de las situaciones vulnerables y de exclusión. Don Bosco entendió que la alfabetización era necesaria para que los jóvenes leyeran y comprendieran los contratos de trabajo y estos aportaran a su dignidad integral. Disfrutemos de estos espacios de formación, valoremos las experiencias de los colegas, agudicemos nuestros saberes para tener acciones emancipadoras y políticamente inclusivas”.
A continuación, se presentó Philippe Meirieu, investigador y escritor francés, quién fue el encargado de dar inicio al Congreso, con el objetivo de analizar y mostrar diferentes aristas para determinar qué educación implementar para los desafíos contemporáneos. El Congreso propone configurar un espacio de trabajo de recuperación y valorización de experiencias pedagógicas significativas que se animen a practicar caminos emancipatorios, donde el acto de educar reafirme la condición de sujetos de derechos, de protagonistas que se apropian de sus caminos y destinos, como un modo fascinante de defender nuestra soberanía pedagógica en cada rincón y todas nuestras.